Tras el partido que cierra esta noche la primera vuelta en Segunda, el Granada puede acabar cuarto

La bola extra de la primera vuelta se convertirá en una particular cuestión de bigotes. Tanto Fabri González como Antonio Tapia (nuevo entrenador de los tinerfeños, el tercero en lo que va de temporada) lucen un sobrio mostacho, como un nostálgico símbolo de sabiduría, recuerdo emblemático de los entrenadores de antes, los de las fotos en blanco y negro. No en vano, ambos rebosan experiencia, sumidos en la madurez de sus carreras, envueltos ya en mil proyectos, a cual más dispar. Tapia debuta en un histórico Tenerife, con una plantilla de muchos quilates pero hundido en el último puesto sorpresivamente, ante un Fabri que asume este epílogo de la fase inicial del campeonato con la tranquilidad del deber cumplido pero el ansia de subir nota para colgarse el sobresaliente en el intermedio de la Liga.

El partido, que debió disputarse allá en diciembre durante el puente de la Constitución, fue abortado en su momento a causa de la protesta salvaje de los controladores aéreos, lo que impidió desplazarse a la expedición rojiblanca y a los árbitros. Las Islas Canarias disfrutaban aquellos días de un tiempo apacible, nada que ver con la terrible borrasca que azota el archipiélago estos días y que promete rachas de lluvia abundante a la hora del partido. Bajo estas condiciones, la meteorología resulta impredecible, al igual que el Tenerife que se encontrará hoy el Granada, con su flamante preparador más inquieto por cuestiones psicológicas que tácticas, en un principio. Destituido Juan Carlos Mandiá tras el empate conseguido por Las Palmas en el Rodríguez López este domingo, durante el derbi canario, Tapia se convierte en un bombero de urgencia para los chicharreros, con cierto morbo para los dirigentes del Granada. El cordobés fue entrenador de aquel '74' en el que Pina y Cordero ocupaban las funciones deportivas principales. Lo destituyeron en una mala racha rojilla, con el equipo fuera aún del descenso a poco de terminar el curso. Su relevo, Marcos Alonso, no remontó la situación y sufrió la caída libre del entonces singular y desterrado proyecto de Carlos Marsá.

El flanco izquierdo del Granada muda para esta cita con respecto al encuentro del sábado. Siqueira y Benítez formarán el ala tras cumplir su sanción (éste último con una penitencia de tres partidos, que le habrá llevado a una segura reflexión sobre sus errores). La duda estriba en como funcionará el centro del campo. Las palabras de Fabri, tras el entrenamiento de ayer, parecen delatar que apostará por la variante 4-3-3, con Óscar Pérez escoltado por Rico y Abel Gómez en el centro, Orellana y Benítez en los extremos y Geijo como ariete.La portería también tendrá también otro inquilino. Pese a que Competición convirtió en amarilla la expulsión vista por Roberto ante el Decano, el meta no viajó a Tenerife. «El míster confía en José Juan y le ha dicho a Roberto que se prepare para jugar ante el Betis», apuntó el delegado del club, David Navarro. En el banquillo se estrena Rafa Martínez.

El Granada tiene la oportunidad de acabar la primera vuelta como cuarto clasificado, algo impensable al comienzo de la temporada en la que los de la ciudad de la Alhambra no sumaron puntos hasta la cuarta jornada, llegando a ser, incluso, el farolillo rojo de la categoría. Por ello, el 'míster' granadinista no se hace el 'gallego' a la hora de calificar el trabajo de los suyos. «Es impresionante la primera vuelta que hemos hecho. Si ganamos será ya de sobresaliente. Para mí el Tenerife era candidato al ascenso, pero la categoría es tremendamente difícil. Tenemos que intentar que el partido sea largo porque los jugadores querrán demostrarle cosas a Tapia, que es un gran entrenador, amante de la táctica. Intentaremos llevar el encuentro donde nos interesa».