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Alemania y el Veltins volvieron a ser una balsa de aceite para el Real Madrid. Hace no demasiado pisar territorio alemán era lo más parecido a descender a los infiernos. El campeón de Europa vio de color de rosa el regreso de la Champions. La excepción que confirmó la regla fue un larguerazo de Platte. Fue el anticipo del gol de Marcelo que dejó la eliminatoria bien escrita.
El Madrid sentenció en Gelsenkirchen sin despeinarse. Ganó con autoridad. Sin demasiado brillo, pero demostrando que ahora mismo el Schalke no le llega ni a los tobillos.
Los de Ancelotti vieron todo tan hecho que hacer el segundo pareció lo de menos. Sólo parecía adornar la eliminatoria. El disparo al larguero que recibió Casillas le despertó. Hasta ese momento el Schalke perdía y estaba conforme, también el campeón. El partido estaba controlado, pero ese tiro de Platte activó al Madrid, que llevaba mucho tiempo pasándose el balón y sumando posesión sin más. Poco después, llegó el golazo de Marcelo. Los alemanes despertaron a la bestia. Hubiese sido mejor para ellos el no atreverse.
Un paseo en el Veltins
El Madrid ganó y controló con suficiencia. Lo hizo sin agobios, con suma tranquilidad. Poco le exigió el Schalke, que como tenía poco con las bajas de Draxler o Farfán, perdió a Huntelaar a la media hora. Los de Ancelotti no se despeinaron. Europa también volvió a escuchar el grito de Cristiano. Estaba vez no era de mofa era para demostrar que él estaba allí.
El Schalke estaba escarmentado del 1-6 del año pasado, pero abierta la puerta el Madrid amenazó con otro huracán que hay que decir que no llegó. Se fue ganando 0-1 al descanso gracias a un gol de CR a pase de Carvajal, que centró con la izquierda para confundir y superar todo el entramado defensivo de los mineros. Cristiano marcó con la cabeza y Timon Wellenreuther, guardameta temprano de sólo 19 años, se quedó a media salida. Facilitó el gol, pero después salvó un par sacando un tiro raso de Benzema y una falta de Ronaldo que le buscaba las cosquillas.
El Madrid no se inmutó en toda la noche hasta el larguero de Platte. Ni con un disparo de Huntelaar que probó la atención y elasticidad de Casillas. En esas el Schalke dejó que el Madrid llegase y tocase la puerta. Tarde o temprano iba a entrar como si fuera su casa. Lo consiguió en el minuto 26.
Se notó el regreso de Pepe. Kroos gobernó en el centro del campo con Lucas Silva a la derecha, elegido por Ancelotti antes que Illarra. El brasileño demostró ser un jugador distinto al vasco. Con más recorrido, preparado para buscar el área. Isco siguió a lo suyo. Ni un balón les dio a los alemanes.
De homenaje
La segunda mitad acentuó el control madridista. El encuentro se jugó a ritmo de homenaje. Podrían haber montado el de Raúl. Todo parecía escrito y los dos dejaron pasar el tiempo. El Schalke no creía en nada y el Madrid no necesitaba hacer más daño. Hasta que Platte chutó al poste.
Con el larguero todavía temblando, Marcelo hizo el segundo. El Madrid necesitó ese susto para encenderse. Era una eliminatoria de color de rosa.