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Autocritica a la autosuficiencia

La falta de tensión defensiva dejó a los centrales en una situación precaria. Los azulgrana mejoran en verticalidad, pero el sábado perdieron pausa y temple

Hace 12 años por juan_luis_ruiz
fichajes-barcelona

Escudo FCB. Imagen subida por: felipegol

La expedición del Barcelona regresó el sábado por la noche de San Sebastián con
muy mala cara. Más que reproches, que los hubo en los jugadores por no saber
cerrar el partido y en los técnicos porque la rueda de cambios corrigió más la
alineación que el partido, se coincidió en el diagnóstico: se imponía recuperar
cuanto antes la rutina y, por extensión, la humildad y la exigencia.

El parón liguero o el virus FIFA nunca le sentó bien al equipo y el boato
recibido por Pep Guardiola con la máxima distinción recibida del Parlamento
catalán no ayudaron precisamente a concentrarse en el partido de Anoeta. El
equipo se distrajo por los dos goles que contó nada más empezar y después se
dejó llevar por la corriente blanquiazul. Todo cuanto ocurrió en San Sebastián
fue excepcional para el Barça, desde el viaje con un día de antelación por el
horario del partido (18.00) hasta la alineación dispuesta por el entrenador
después de los de las selecciones, por no reparar en las novedades de la Real
Sociedad, un equipo muy renovado con la llegada del técnico francés Philippe
Montanier.

Los azulgrana no supieron gestionar con su fútbol de siempre una victoria que
habían alcanzado de repente con una de las variantes tácticas del curso. El
punto de inflexión del partido lo marcó Alexis Sánchez, un extremo profundo y
agresivo que se lesionó a la media hora y estará ocho semanas de baja por una
rotura en los isquiotibiales. Alexis y Pedro dan profundidad y agresividad al
Barça y sus movimientos de desmarque no solo mantienen la tensión, sino que
propician roturas para la segunda línea, entradas a favor de los volantes, un
terreno idílico para un jugador con llegada y gol como es el caso de Cesc. A la
que el equipo se aflojó, la media se venció y la defensa se convirtió en
vulnerable.

Aunque Guardiola tocó todas las líneas en su intento de repartir esfuerzos y dar
bola a cuantos jugadores componen la plantilla, la crítica deportiva se centró
en la composición de la zaga y especialmente en la pareja de centrales,
Busquets-Fontàs, un dúo diferente al que forman Piqué y Puyol e incluso al de
Mascherano y Abidal, que habían venido actuando desde el inicio del ejercicio.
Guardiola ya usó de central a Busquets antes de que se lesionara Puyol la pasada
temporada y se rompiera el dúo con Piqué,

El cuerpo técnico no está descontento con el resultado del experimento en el eje
de la defensa y tampoco nadie en la Ciudad Deportiva movió ayer un dedo para
señalar a Busquets y Fontàs por mucho que a ratos les faltó contundencia y
rapidez para corregir a sus compañeros, sobre todo a los laterales: Adriano, que
reaparecía de una lesión, y Alves, que volaba por la izquierda. Aunque nadie
pudo echarle el lazo, no fue el mejor día del brasileño, sobre todo porque
desatendió sus obligaciones defensivas. De él se da por hecho que da más de lo
que quita, sobre todo en el ataque, pero le cuesta tapar los centros y ayudar al
central derecho.

Hay jugadores, por lo demás, a los que les cuesta más que a otros encontrar su
mejor forma, futbolistas diesel, afectados también por los partidos de la
selección. Villa, Pedro o Busquets no están aún a gusto y Xavi progresa con el
paso de los partidos. Tampoco funcionaron como revulsivos Messi e Iniesta,
claves en el arranque de la temporada, presidido por la conquista de las dos
Supercopas. A La Pulga nunca le gustó salir empezado el partido.

Messi e Iniesta, junto con Cesc, fueron fundamentales en la goleada al
Villarreal. El volante catalán ha dado dinamismo y verticalidad a un equipo que,
en contrapartida, perdió pausa y tranquilidad en Anoeta cuando empató la Real. A
los azulgrana les costó combinarse, asociarse, elaborar el juego -perdieron la
pelota 68 veces- y no se conectaron con la asiduidad habitual. A cambio, Cesc y
Xavi sincronizaron muy bien el pase interior con las recepciones de Alexis y
Pedro.

La mezcla del juego vertical con el horizontal se presenta como uno de los retos
del equipo. Los barcelonistas han evolucionado en su fútbol, pero ahora
necesitan recuperar sus automatismos y señas de identidad, el control y gobierno
del juego, la presión en la cancha contraria. "Ganar va a ser cada vez más
difícil", coinciden voces autorizadas del vestuario del Camp Nou, "y no será
solo por culpa nuestra, sino de los rivales. Necesitamos, sin embargo, recuperar
la normalidad perdida y perseverar en lo nuestro. El problema del partido de
Anoeta es que nunca pensamos que tendríamos que pelear por el resultado después
del buen inicio".

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